Bastaría
con recordar la letra del famoso tango de Gardel para explicar
nuestra vuelta: “Yo adivino el parpadeo / de las luces que a lo
lejos / van marcando mi retorno / Son las mismas que alumbraron / con
sus pálidos reflejos / hondas horas de dolor / Y aunque no quise el
regreso / siempre se vuelve al primer amor…. / …. Sentir que es
un soplo la vida / que veinte años no es nada…”
Pero
no es del todo cierto; veinte años dan para mucho: para negar el
regreso de la banda, para replanteárnoslo y, finalmente, para
decidir que era el momento justo de decir “¡Eh, chicos y chicas
radiantes de felicidad, aquí venimos de vuelta los que dijimos que
no volveríamos!”
La
memoria es selectiva y tiende a idealizar el recuerdo de los buenos
momentos. Los malos se difuminan, se borran o se rodean de cierto
halo de heroísmo. Quizá esa inconsciencia nos haya ayudado a tomar
la decisión. O quizá ya inundaron el aire de la noche los amantes
con sus besos, quién sabe. Lo que sí es cierto es que siempre nos
gustó la canción en la que Elvis cantaba: “Si estás buscando
problemas has venido al sitio adecuado”. Se ve que no tuvimos
suficiente con todas las vicisitudes que atravesó la banda durante
los catorce años que estuvimos en activo, teníamos que enfrentarnos
a un reto aún más complicado: resucitar. Qué fácil es decirlo.
Qué difícil ha sido hacerlo.
Desde
el minuto uno después de dar el último acorde en el Anfiteatro de
Maracena en 1996 cargamos con esa inmaterial pero pesada cruz de ser
considerados como grupo maldito, como banda de culto… bendito sea
Dios. Encendieron velas en nuestra memoria y escribieron elogiosos
epitafios que desde nuestra tumba agradecimos educadamente. Ahora, a
punto de cumplirse el vigésimo aniversario de aquel concierto, hemos
considerado oportuno volver al mundo de los vivos, aunque sea de
manera temporal, para poner una inesperada coda a nuestra carrera.
Pero
no nos enredemos, las resurrecciones no se explican, en las
resurrecciones se cree. Y creedlo: 2016 será el año en el que
enchufaremos nuestras viejas guitarras para tocar nuestras viejas
canciones. Ya sabéis que la energía no se destruye sólo se
transforma, y en nuestro caso estamos convencidos de que el
entusiasmo que vamos a poner en la empresa se verá aumentado
exponencialmente con vuestra presencia activa en los conciertos, a
mayor gloria de la retroalimentación. Partimos de una premisa, que
el paso del tiempo ha sido benévolo con esas melodías y esas letras
y que las podemos volver a tocar con orgullo no exento de
satisfacción. Al final todo se reducirá a eso: cinco tíos encima
de un escenario rodeados de luces y altavoces tocando rock con la
máxima intensidad posible. Más viejos, más sabios… todo lo que
queráis, pero dejándonos la piel en ello.
Gracias
por estar ahí durante tanto tiempo esperando el milagro.
Nos
vemos pronto.
Fdo.:
José Ignacio Lapido, Tacho González. J. Antonio García, Jacinto
Ríos y Víctor Lapido.
Fuente:
Comunicado Oficial 091
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